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¿Qué hacer cuando tu hijo/a no quiere estudiar? Estrategias basadas en la psicología

Es uno de los retos más comunes en la crianza: un hijo o hija que no quiere estudiar. La escena se repite en muchas casas: tareas sin hacer, discusiones por los exámenes, falta de interés o motivación. Como padres, es natural preocuparse. Pero antes de etiquetar el problema como “falta de responsabilidad” o “pereza”, conviene detenerse y observar con una mirada más comprensiva y basada en la psicología.

A continuación, te ofrezco una guía con estrategias científicas y prácticas para abordar este desafío.

1. Entender el problema más allá del síntoma

La resistencia a estudiar no siempre es una cuestión de voluntad. En muchos casos, es un síntoma de algo más profundo. Puede deberse a:

  • Falta de motivación intrínseca
  • Problemas de autoestima académica
  • Dificultades de aprendizaje no diagnosticadas
  • Ansiedad escolar o presión excesiva
  • Conflictos familiares o emocionales

👉 Lo primero es observar sin juzgar: ¿cuándo se presenta la resistencia? ¿Es con ciertas materias, profesores, o siempre? ¿Qué dice tu hijo o hija al respecto?

2. Cultivar la motivación, no imponerla

Según la Teoría de la Autodeterminación (Deci y Ryan, 1985), la motivación de los niños crece cuando sienten tres cosas:

  • Autonomía: sentir que tienen cierto control sobre lo que hacen.
  • Competencia: sentir que son capaces de lograrlo.
  • Vínculo: sentir que lo que hacen importa a las personas que les importan.

🔍 Estrategia práctica:

  • En vez de imponer el estudio, involúcralos: “¿Cómo prefieres organizarte para estudiar esta semana?”
  • Reconoce sus logros, aunque sean pequeños: “Vi que ayer empezaste sin que te lo recordara. Eso es un gran paso.”
  • Evita el chantaje, las amenazas o los insultos, que dañan el vínculo y reducen la motivación interna.

3. Establecer rutinas claras y realistas

El cerebro infantil y adolescente necesita estructura. Las rutinas disminuyen el estrés y aumentan la capacidad de concentración.

🔍 Estrategia práctica:

  • Establece horarios fijos para estudiar, descansar y jugar.
  • Usa técnicas como el método Pomodoro (25 minutos de estudio + 5 de descanso) para mantener la atención.
  • Crea un ambiente de estudio sin distracciones (sin pantallas cerca como móvil, ordenador, tablet…, y con buena iluminación).

4. Fomentar la mentalidad de crecimiento

Según Carol Dweck, psicóloga de Stanford, los niños que creen que su inteligencia puede desarrollarse (mentalidad de crecimiento) tienen más perseverancia que los que creen que nacen con una capacidad fija (mentalidad fija).

🔍 Estrategia práctica:

  • Elogia el esfuerzo, no el resultado: “Estoy orgulloso de cuánto te esforzaste en este trabajo, más allá de la nota.”
  • Normaliza el error: “Equivocarse es parte del aprendizaje. ¿Qué aprendiste de esto?”

5. Descartar dificultades ocultas

Si la negativa a estudiar persiste a pesar de tus esfuerzos, es importante considerar una evaluación profesional. A veces hay factores invisibles que obstaculizan el aprendizaje:

  • Trastornos del aprendizaje como dislexia o TDAH
  • Ansiedad o depresión infantil
  • Acoso escolar
  • Problemas familiares encubiertos

🔍 Estrategia práctica:

  • Observa si hay otros signos: falta de concentración, irritabilidad, aislamiento, quejas somáticas (dolores de cabeza, estómago).
  • Consulta con un psicólogo infantil o un orientador escolar si sospechas que puede haber algo más.

6. Tu actitud como modelo

Los hijos aprenden más de lo que ven que de lo que se les dice. Si ven a sus padres leer, interesarse por aprender, hablar de temas con curiosidad, es más probable que desarrollen una actitud positiva hacia el estudio. Si ven todo lo contrario, es muy normal el desinterés por estudiar y los estudios.

🔍 Estrategia práctica:

  • Comparte tus propios aprendizajes del día con ellos: “Hoy aprendí algo curioso en el trabajo…”
  • Valora el conocimiento por encima de las notas: “Lo importante no es sacar 10, sino entender y crecer.”

En resumen

Cuando un hijo o hija no quiere estudiar, más que imponer o castigar, es clave comprender, acompañar y motivar. La ciencia psicológica nos muestra que el aprendizaje se sostiene mejor en un entorno de apoyo, autonomía y confianza.

Ninguna estrategia funciona de un día para otro, pero con constancia, sensibilidad y, si es necesario, ayuda profesional, se puede transformar la relación de tu hijo o hija con el estudio.

Imágenes: Freepik

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