Descubrir que nuestro propio hijo es quien ejerce el acoso sobre otros (bullying), puede ser una de las noticias más difíciles y dolorosas para un padre. Es una situación compleja, llena de emociones encontradas como vergüenza, culpa, frustración e incluso incredulidad. Sin embargo, es un momento crucial para actuar con responsabilidad y determinación.
Reconocer que tu hijo es el acosador no significa que sea un “mal chico”, sino que está mostrando conductas que necesitan ser corregidas urgentemente. Detrás de un comportamiento de acoso, a menudo se esconden problemas subyacentes que tu hijo no sabe cómo gestionar. Tu papel como padre y madre es fundamental para detener este ciclo y guiarle hacia un desarrollo más saludable y empático. Un niño o adolescente al cual no se le corrige estas conductas, en la adultez es una persona débil, frustrada y resentida.

Señales de que tu hijo podría ser el acosador:
No siempre es fácil identificar este comportamiento, ya que los niños a menudo lo ocultan. Algunas señales a las que debes estar atento incluyen:
- Necesidad de dominar o controlar: Demuestra una fuerte necesidad de tener el control sobre otros niños o situaciones.
- Falta de empatía: Le cuesta ponerse en el lugar de los demás, entender sus sentimientos o mostrar arrepentimiento.
- Comentarios despectivos o burlas constantes: Hace comentarios hirientes, se burla de otros o los humilla (hoy día está de moda por parte de los acosadores llamar a otros “autistas” cuando este los considera de menor valor).
- Problemas de temperamento o agresividad: Reacciona con ira o agresividad ante la frustración o el desacuerdo en el hogar, en el centro escolar, etc.
- Problemas de conducta en la escuela: Recibe quejas frecuentes del colegio por su comportamiento, interrupciones o faltas de respeto a profesores y compañeros.
- Relaciones asimétricas: Tiende a relacionarse con niños más pequeños o “más débiles” a los que puede manipular y su circulo más próximo suele ser adolescentes mayores con tendencias acosadoras y con conductas de rebeldía.
- Pérdida de objetos ajenos: Aparecen en casa objetos que no son suyos y no explica cómo los obtuvo.
- Justificación de la agresión: Minimiza el daño que causa o culpa a la víctima de su propio sufrimiento.
- Falta de supervisión en casa: Existe una falta de límites claros o de atención en el hogar.

¿Por qué mi hijo podría estar acosando a otros?
Es importante entender que el acoso rara vez es una conducta sin motivo. Puede ser un grito de ayuda o el reflejo de problemas que tu hijo no sabe expresar:
- Problemas emocionales: Baja autoestima disfrazada de superioridad, inseguridad, frustración, ira o celos.
- Falta de habilidades sociales: No sabe cómo resolver conflictos de forma pacífica o cómo relacionarse de forma saludable.
- Necesidad de atención o poder: Busca ser popular, sentirse importante o tener el control, aunque sea a través de la intimidación.
- Experiencias de acoso previas: A veces, el acosador ha sido víctima de acoso en el pasado y repite el patrón.
- Modelos de conducta: Observa comportamientos agresivos o de falta de respeto en su entorno (familia, amigos, medios).
- Falta de límites o supervisión: Si no hay consecuencias claras para el mal comportamiento en casa, piensa que es aceptable actuar así.

¿Qué hacer si tu hijo es el acosador? Una guía paso a paso
Enfrentar esta situación requiere un enfoque firme, empático y constante.
- Mantén la calma y actúa con firmeza: Es natural sentir ira o decepción, pero tu reacción debe ser controlada. No le grites o le insultes, pero deja claro que ese comportamiento es inaceptable y tendrá consecuencias.
- Habla con tu hijo de forma privada: Elige un momento y un lugar tranquilos. Explícale lo que has descubierto y exprésale tu preocupación. Evita los sermones y céntrate en la empatía: “Entiendo que puedas sentir rabia, pero humillar a alguien causa mucho dolor”.
- No justifiques su comportamiento: No minimices lo sucedido ni culpes a la víctima. Reconoce el daño causado y que tu hijo es responsable de sus acciones.
- Establece consecuencias claras y consistentes: Las consecuencias deben ser proporcionales a la acción y relacionadas con el daño causado. Por ejemplo, si rompió algo, debe reponerlo. Si usó el móvil para acosar, se le retira el móvil. Si insultó o hirió a alguién debe acercarse y pedir disculpas.
- Fomenta la empatía y la responsabilidad: Anima a tu hijo a ponerse en el lugar de la víctima. Pregúntale cómo se sentiría si le ocurriera a él. Ayúdale a entender el impacto de sus acciones. Podéis buscar formas de reparar el daño (disculpas sinceras, acciones de servicio).
- Colabora con el centro educativo: La escuela es tu aliada. Reúnete con el tutor o la dirección. Trabaja con ellos para entender lo sucedido y establecer un plan conjunto para abordar la conducta y prevenir futuros incidentes. Es crucial que el mensaje sea coherente en casa y en el colegio.
- Busca ayuda profesional: Este es un paso fundamental. Un psicólogo infantil o juvenil puede:
- Identificar las causas subyacentes del comportamiento de acoso.
- Enseñar a tu hijo habilidades de manejo de la ira, resolución de conflictos y empatía.
- Ayudarle a desarrollar una autoestima saludable basada en el respeto propio y ajeno.
- Ofrecer pautas y estrategias a vosotros, como padres, para establecer límites efectivos y una comunicación más abierta.
En el Centro Psicoeducativo Mayte Peláez, estamos para apoyaros
Sabemos que enfrentar esta situación es un desafío enorme. En nuestro centro, estamos especializados en trabajar con niños que muestran conductas de acoso y con sus familias.
Podemos ofrecerte:
- Evaluación psicológica exhaustiva: Para comprender las causas profundas del comportamiento de tu hijo.
- Terapia individual para el niño/adolescente: Enfocada en el desarrollo de la empatía, la gestión emocional, la resolución de conflictos y el aprendizaje de habilidades sociales.
- Asesoramiento y pautas para padres: Os brindaremos herramientas prácticas para establecer límites, mejorar la comunicación y apoyar a vuestro hijo en este proceso de cambio.
- Coordinación con el centro escolar: Si es necesario, podemos colaborar con el colegio para asegurar un abordaje integral y consistente.
No esperes a que la situación empeore. Actuar a tiempo es clave para la felicidad y el futuro de tu hijo.

Si tienes alguna preocupación o necesitas orientación, no dudes en contactar con nosotros para una primera consulta. Juntos, podemos guiar a tu hijo hacia un camino de respeto, empatía y convivencia positiva.
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